El otro día le decía a Rafa cómo ha contribuido nuestra relación padre e hijo a ser mejor en el trabajo. Estuvo un rato incrédulo y volvió a preguntar, ¿en serio yo te he ayudado?, la respuesta volvió a ser sí, y no pregunto más.
Estas son las 4 lecciones que he aprendido desde que ejerzo como padre:
Dar las instrucciones claramente
Cuando comencé a pedirle tareas a Rafa a veces veía que pasaban los minutos y al final no hacía nada. Cuando iba a preguntarle, qué pasaba, la respuesta era “es que no sé cómo hacerlo”.
En este sentido la lección ha sido antes de poner una tarea, tomarme el tiempo de explicarla.
El cansancio y la tensión quitan las ganas de trabajar
La semana de exámenes es un tiempo relativamente largo para un niño. Debe estudiar todos los días un poco más de lo habitual y mal manejado (aumentando la presión) es la mejor manera de quitarle las ganas. La frustración cuando no salen las cosas como está planeado es un impacto suficientemente negativo para que se cierre y no quiera trabajar más.
Para hacer que Rafa trabaje con ganas tiene que estar motivado con un logro, debe tener el tiempo de hacer las cosas bien, y motivarse él mismo con los resultados. Pero cuando le exijo hacer las cosas bien y rápido su frustración ha sido enorme.
Ser autoritario impide ver la realidad
Cuando Rafa hacía algo que no estaba bien, recibía una reprimenda. Rápidamente vi, que trabajando de esa manera estaba haciendo que dejara de contarme lo que sucedía en el colegio; sobre todo si tenía un problema.
La solución fue “hablemos como amigos”. Cuando Rafa tiene que decir algo incómodo recurre a esta frase para decir lo que siente, con toda la seguridad de que para enfrentar el reto recibirá un consejo sobre cómo enfrentarlo.
Más aún, no solo usamos este truco cuando hay un reto, si no también cuando hace algo malo. La forma de saber que hizo algo malo y corregirlo es permitiéndole que lo cuente.
Tener personal asustado, que no pueda comentar los retos de los procesos que afectan la compañía día a día, es similar al joven que no se atreve a decirle a su padre los desafíos de la adolescencia. Y tarde o temprano, las situaciones pueden complicarse.
El temor a la autoridad, la falta de confianza genera personas no confiables.
Es bien sabido que a nadie quiere que se le regañe, muchos en el trabajo y mucho menos Rafa. La forma de criar una persona que no dice la verdad, y un mal trabajador en equipo es viviendo un ambiente de temor. En un ambiente así, las personas van a preferir “señalar” o “apuntar” que asumir su responsabilidad.
Así pues: instrucciones claras, evitar la tensión innecesaria, evitar la autoridad y el temor son importantes para el buen crecimiento de las personas.
No debe confundirse la disciplina con la autoridad. Cuando las personas tienen disciplina, valores y saben cómo comportarse la presencia de la autoridad disminuye, pero primero, hay que explicarles.
Saludos.
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